sábado, 22 de octubre de 2011

AUSENCIA - Por Etel Carpi

AUSENCIA
24 de enero.
Camino el cuarto vacío de mi hija.
Afuera
El sol calcina las hojas secas de las plantas…
Maldita sequía
Resquebrajando la tierra de los campos agonizantes.
Estrangula este silencio
Que me oprime el alma
Más allá de los huesos.
Cómo hacer para volver a mi hija
Hasta mi espacio y mi tiempo?
Hay sombras y soledad.
Un llamador de ángeles en la ventana.
Hay varias cajas decoradas con recuerdos adentro.
Hay un baúl con fotografías que son su propia historia.
Hay una cama vestida… que espera.
Hay bolsas, lanas, un dulce desorden en ese rincón.
Hay libros ordenados y sin leer.
Hay poesías y cuentos… mis libros para ella.
Dedicatorias, cartas, muñecas olvidadas
De su niñez.
Hay cuadros pintados por sus manos de niña.
Hay perfumes y coloretes guardados en un gran tocador.
Hay un altar para rezar.
Hay un ropero casi vacío con perfume a jazmin.
¡ oh dios… me ahoga
El calor que sin piedad paraliza el cerebro.
La intensa luz del verano me ciega.
Busco la soledad de mi casa
Donde hay miles de llaves
Que han perdido su puerta.
Borges en mi memoria
Es un destino de versos que van naciendo
A borbotones
Para morir en un entierro de soles
En el universo oscuro de la vida.
Abandoné el cuarto de mi hija.
Pronto será su cumpleaños.
Por segunda vez estaré ausente.
Pronto este cuarto será un recuerdo de su niñez.
Viene a mi memoria el olor del mar.
El mar… allí donde siempre
Se pierden mis sueños… pero:
¿qué tiene que ver el mar, con el cuarto de mi hija?

Escrito por ETEL CARPI.

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