miércoles, 25 de abril de 2012

Exposición Libros

EXPOSICIÓN LIBROS AUTORES LOCALES

"ENTRE LA NATURALEZA Y EL ARTE".

Auspiciado por Cultura Los Toldos y Sociedad de escritores de General Viamonte

DOMINGO 29 DE ABRIL - 19:00 hs.


Centro Cívico y Cultural Los Toldos.
El evento se realizará el día 29 de abril a partir de las 19 horas con la exposición de libros de todos los autores locales que quieran participar, a las 15 horas se irá a ordenar los libros, quienes deseen participar pueden llevar sus libros. Luego, 19.30 horas es la presentación de  último libro de ETELCARPI: ENTRE LA NATURALEZA Y EL ARTE de Ediciones de Las Tres Lagunas. Están todos invitados. Habrá proyección de videos y exposición de fotos y cuadros. El lugar: Centro Cívico Cultural , auditorio , Avenida. San Martin y Monteagudo Los Toldos.

Entre la naturaleza y el arte - Etel Carpi



"ENTRE LA NATURALEZA Y EL ARTE".

Auspiciado por Cultura Municipal y Sociedad de escritores de General Viamonte

DOMINGO 29 DE ABRIL - 19:30 hs.


Centro Cívico y Cultural Los Toldos.
El evento se realizará el día 29 de abril a partir de las 19 horas con la exposición de libros de todos los autores locales que quieran participar, a las 15 horas se irá a ordenar los libros, quienes deseen participar pueden llevar sus libros. Luego, 19.30 horas es la presentación del último libro de ETEL CARPI:  "ENTRE LA NATURALEZA Y EL ARTE" de Ediciones de Las Tres Lagunas. Están todos invitados. Habrá proyección de videos y exposición de fotos y cuadros. El lugar: Centro Cívico Cultural , auditorio , Avenida. San Martin y Monteagudo Los Toldos.

sábado, 21 de abril de 2012

CERTAMEN CUENTO Y POESIA JUNINPAIS2012


JuninPais2012

CERTAMEN INTERNACIONAL DE NARRATIVA Y POESÍA JUNINPAIS2012 -
BASES REDUCIDAS PARA PUBLICAR-

Declarado de Interés Cultural Nacional por la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación, de Interés Cultural Provincial por el Instituto  Cultural de la pcia. de   Buenos Aires y de Interés Municipal por la Municipalidad de Junín.-
Para escritores y poetas mayores de 16 años.
- GÉNEROS: Narrativa divido en dos rubros (Cuentos y Otras narrativas) y Poesía dividida en dos rubros (Tradicional y Contemporánea)
- Primer premio por rubro: La edición de 130 libros con obras propias.- Segundo premio por rubro: La edición de 60 libros con obras propias.- Tercer premio por rubro: 10 libros de la Antología.- Menciones Especiales en cada rubro.- Premios juninenses a los destacados en cada rubro.- Premios extranjeros a los destacados en cada rubro.
- Para los 1º, 2º y 3º, alojamiento pago para recibir los premios (según reglamento de las bases).- 100 Menciones de Honor por género.- Jurado: María Cristina Berçaitz, Silvia Long Ohni, Fernando Sánchez Zinny y Jorge Sichero.- Inscripción $ 50,00 para la República Argentina y U$S (dólares) 20,00 para los otros países.
Recepción hasta el 15 de agosto de 2012.INDISPENSABLE LEER LAS BASES COMPLETAS, NECESARIAS PARA EFECTUAR UNA CORRECTA PRESENTACIÓN, en http://www.delastreslagunas.com.ar/  o dirigirse al telefax 54-236-4631017, a  juninpais@delastreslagunas.com.ar   o a España 68, CP 6000, Junín, provincia de Buenos Aires, República Argentina. SOLICITAMOS QUE ESTAS BASES SEAN DIFUNDIDAS ENTRE LOS ESCRITORES, POETAS, TALLERES LITERARIOS, MEDIOS DE DIFUSIÓN Y ENTIDADES RELACIONADAS CON EL QUEHACER CULTURAL. MUCHAS GRACIAS Prof. Rodolfo Pedoggi
por JUNINPAIS
España 68 - CP 6000 - Junín (Bs. As.)
Rca. Argentina
Telefax 54-236-4631017
juninpais@delastreslagunas.com.ar
http://www.delastreslagunas.com.ar/

jueves, 12 de abril de 2012

Reunión en Cultura

Viernes 13 a las 13 horas, reunión en Cultura, en la estación del tren para tratar proyectos de nuestra Sociedad de Escritores. En próxima entrada comentaremos los temas tratados.

                                   Silvia Oliverio                                   Catalina Cimino
                                     Presidente                                         Secretaria

martes, 10 de abril de 2012

INVENTAR IO - Por Etel Carpi -

INVENTAR IO (recordando a Borges)

                                                         por Etel Carpi
Hay que llegar una vez más
y abrir la puerta.
¿Qué queda en la casa de mi madre
más que el aroma dulce de sentirla cerca?
Hay un vacío enorme marcando silencio.
Hay sabor a tristeza en la heladera vacía.
Abro todas las persianas
como cuando estaba ella
y la luz invade los ambientes.
Hay naranjos en flor en el patio.
Hay flores amarillas en la enredadera
cuando llega la nueva primavera
(ahora sin ella).
La casa de mi madre
es el refugio tibio de las fotos viejas.
Su presencia perdura en el reloj de la cocina
con su tic tac resonando en el silencio.
Hay cuadros míos colgados de las paredes.
Hay sonidos de un piano que ya no está.
Hay una colección de bastones
sobre el majestuoso ropero.
Hay flores en los floreros.
Pían los gorriones en el árbol frondoso del centro
y el jazmín prepara sus pimpollos
para abrir en diciembre.
Hay libros viejos en la biblioteca
los libros que leyó mi padre.
Hay fotos de mi hija de sus quince años.
Hay fotos mías de mis veinte años.
Hay muebles que esperan la nada misma.
Hay una silla vacía donde
mi madre se sentaba frente a la ventana.
Y controlaba la vida que afuera pasaba

y cada instante que adentro esperaba.
La casa de mi madre cobija
los sueños de su hija.
La fresca alegría de su nieta.
Las señoras que por turno la cuidaban.
El nido de las palomas en la planta.
Qué queda en la casa de mi madre
más que el aroma dulce de sentirla cerca?
Nada y todo.
No queda el olvido.
Queda aquello que perdurará siempre
en el aire etéreo que la abraza

SADE JUNIN - Descifrando sueños -



Invitamos a Ud. Y flia al acto de entrega de Premios del concurso Literario de Poesía y Narrativa “Descifrando Sueños” organizado  por la Comisión Directiva,  de la Sociedad Argentina De Escritores. (S.A.D.E.).Seccional Junín Bs.As.
El mismo tendrá lugar el sábado 14 de abril de 2012 a las 18 hrs  en Auditórium Museo Municipal de Arte “Ángel María de Rosa” en Roque Sáenz Peña Nº 131.

Rogamos Puntualidad  ya que se comenzará en horario
                                                                      Junín, Abril de 2012

miércoles, 4 de abril de 2012

El cumpleaños de Francisco Larrea - Por Norma Menuet



EL CUMPLEAÑOS DE FRANCISCO LARREA



Aquella mañana del mes de julio, mas precisamente el día 19, Francisco Larrea descendió las escaleras de su casa sin volver la vista atrás, su decisión fue tan repentina como contundente, al menos así lo creía en ese instante, se sentía herido en lo más intimo de sus sentimientos, hoy, si. Hoy que para todos sería un día como todos, menos para el, ya que por ser su cumpleaños número 50, nadie pero absolutamente nadie de su familia lo había recordado, no es que fuese muy importante, reflexionaba Francisco, pero al menos esperaba un abrazo de su mujer, el tradicional ¡feliz cumple! Papá ¡! de sus hijos, nada de todo eso había ocurrido.

Decidió que deambularía sin rumbo donde sus pasos lo llevaran, lo acompañaba una extraña sensación, mezcla de vacío y tristeza a la vez, sentimientos inexplicables que nos invaden a veces a los seres humanos, llegó hasta una plaza, una de las tantas de la ciudad de Baradero, donde desde hacia ya algunos años residían Francisco Larrea y su familia, serian mas o menos las 10 de la mañana de aquél sábado invernal, Francisco se recostó donde más daba el sol, en el césped, cerró los ojos y se dejó llevar por sus pensamientos, estos fueron directamente a su infancia y mentalmente vio a su madre inclinada sobre la vieja pileta de porlan, lavando la ropa de su hermano y la de el, la vio tal cual era, majestuosa, digna, orgullosa de sus hijos. Recordó a sus compañeros de la escuela primaria, de los cuales hace tiempo que no tenía noticias.

Se vio a si mismo, con su primera pelota de fútbol esperando el partido de las 5 de la tarde

Todos eran recuerdos agradables, para nada perturbadores, para nada traumáticos pensó. Francisco Larrea. El cambio se produjo en la adolescencia, cuándo aquella extraña, violenta y material sed de superioridad se apoderó de el, sí, debía reconocerlo, eso era bien cierto.

Terminó los estudios secundarios y eligió a conciencia una carrera que le permitiese ascender en pocos años a los cargos más altos y mejor remunerados, se recibió de contador Público e inmediatamente el Banco más prestigioso de Baradero solicitó sus servicios, le valieron además de su gran inteligencia, ingenio, astucia y por qué no decirlo, su desmedida ambición de estar por encima de todos económicamente.

Nada era más importante para Francisco Larrea que su cargo de gerente, y lo manifestaba cuantas veces le era posible, “Primero el cargo, después todo lo demás”

Repetía, y en todo lo demás, por supuesto, estaba su familia, además sentía que le producía una gran satisfacción saberse rodeado de colegas que estaban en condiciones económicas inferiores a las suyas, aunque trataba que nadie lo notase.

Así es que nunca estuvo presente, ni cuándo sus dos hijos nacieron, ni cuándo comenzaron la etapa escolar, ni cuándo alguna vez se enfermaron, ni cuándo se graduaron, ahora, hoy precisamente en el día de su cumpleaños, Francisco Larrea reacciona sobre lo que a hecho con su vida, se arrepiente y piensa con amarga decepción, “Así he vivido, ¿Pero esto es vivir? “, ¿Que es lo que espero, si éstas son las reglas que yo mismo impuse?, no he sido otra cosa que un padre ausente….!. Francisco Larrea miró su reloj, eran las 4, estiró las piernas, se incorporó,

Decidió caminar, las calles estaban desiertas, solo algunos transeúntes que iban y venían de hacer sus compras semanales, un grupo de jóvenes en ropas deportivas, con sus bicicletas, se dirigían hacia un lugar de entrenamiento con toda seguridad, se había levantado un viento helado, filoso, cortante, no obstante, bajo el cielo limpio claro y luminoso la tarde prometía ser buena. De pronto Francisco Larrea recordó a su hermano fallecido en un accidente en la ruta 7, hubo varias hipótesis pero en Definitiva nada se aclaró, lo único claro, pensó Francisco Larrea es que su hermano nunca más escribiría un poema, ni pintaría un cuadro, ni vería crecer a sus hijos, porque la muerte es así, terminante, total, arrasadora.

¿Como será mi muerte, piensa francisco Larrea y el pensamiento lo aterra, pero no desiste, quiere indagar dentro de su alma, descubrir hasta donde llega su orgullo su vanidad, su egoísmo, su cobardía, su miedo y mientras tanto, imagina….

Como será aquello que me espera?, tal vez y en el mejor de los casos me sorprenderá un infarto o quizás padeceré una larga enfermedad que por lo lenta se hará más cruel e irá carcomiendo mis órganos y mis vísceras poco a poco, el dolor deformara mi rostro y en torno de mi lecho la familia me observará de soslayo con mal disimulada lastima y entre conjetura y conjetura me echaran la culpa de estar moribundo: “Yo le dije tantas veces que tenía que hacerse un buen chequeo, nunca hizo caso, ¡ahí lo tenés ahora dando pena a la familia!.

Ese extraño y a veces cruel mecanismo de defensa que tenemos las personas para negar la realidad, para que esta, no salte sobre nosotros



Cruda, irreversible, fría y descarnada.

Por concentrarse tanto en estos pensamientos Francisco Larrea se deprimió aun más de lo que ya estaba, y entonces comenzó a buscar la salvación y la salvación es Dios. ¡! Donde estas tú, eterno Dios ausente insondable misterio de la humanidad de todos los tiempos!!, dame una señal, muéstrame el camino, soy el más ruin de los Hombres, herrado, perdido, confundido, arrastrado por mis propias debilidades, ¡! Líbrame de esta vanidad que me ciega, que me aleja de ti, líbrame de esta codicia que me domina, ¡Perdóname y mírame, no ves que en ti quiero refugiarme, ¿no ves que en ti quiero salvarme, no vez que en ti quiero limpiar mi alma del pecado? Y entonces Francisco Larrea cayó de rodillas y sosteniendo el rostro con sus manos lloró como un niño sin consuelo, así estuvo largo rato, luego muy lentamente comenzó a desandar el trayecto recorrido y sin proponérselo, o tal vez arrastrado por la fuerza de la costumbre se halló nuevamente frente a las puertas de su hogar, como un autómata subió las escaleras, la casa estaba a oscuras, en silencio, eran las 10 de la noche, Francisco Larrea murmuró entre dientes, “no les importa nada de mí. Como respuesta a su solitaria recriminación, se encendieron las luces, y Francisco se encontró con la sala primorosamente decorada en cuyo centro se destacaba la mesa tendida como para un acontecimiento muy especial, bebidas, pasteles, bombones y toda clase de exquisiteces, al instante se acercó Alicia, su mujer, sus hijos y algunos amigos de Francisco Larrea, voluntarios y cómplices de tan agradable sorpresa, Alicia se adelantó diciendo……….

Quisimos obsequiarte esta fiesta, por eso , hoy fingimos no recordar tu cumpleaños

¿Comprendes Francisco?, pero Francisco Larrea solo atinó a balbucear, perdónenme….

En verdad nadie entendió lo que quiso decir. ¡Feliz cumpleaños Francisco!

Y todo fue alegría, eran las tres de la mañana cuándo se retiraron las visitas. Alicia y Francisco se hallaban en su dormitorio, el no se atrevía a mirarla a los ojos, avergonzado, reconocía sus errores, pero sentía que aún no todo estaba perdido, volvería a empezar y aprendería a darle importancia a lo verdaderamente importante, sus miradas se encontraron y los dos reconocieron

Ese punto luminoso de la esperanza que los proyectaría a una nueva y verdadera Vida, donde lo material nunca más ocuparía el primer lugar. El tiempo de cambiar había llegado.

lunes, 2 de abril de 2012

El último tren - Por Marcos Sarlinga



El último tren


Observé detenidamente la estación. Cada persona, cada rasgo, todos extraños a mí y sin embargo en algo nos igualábamos, todos parecíamos estar esperando algo.
Una bruma densa y sombría caía sobre la noche y las nubes pomposas e insolentes desafiaban a la luna augurando una eminente lluvia. No entendía muy bien qué hacía allí, que es lo que estaba ocurriendo. Como un peregrino había arribado hasta el lugar guiado por una fuerza superior a la voluntad. Recorrí el andén en busca de respuestas pero la mayoría se hallaba al igual que yo, en igual de desconcierto. La esperanza estaba puesta en que sobre el horizonte aparezca un tren recorriendo los ríeles hacia nuestro encuentro. Por mi mente comenzaron a pasar imágenes confusas. Pequeños destellos de instantes trágicos. Algo parecido a un accidente de gran escala. Mi cabeza estallaba en dolor cada vez que esas visiones se manifestaban. Miré a los demás y parecían estar sufriendo el mismo tormento. Algunos caían de rodillas con las manos en su cabeza, como si presionándola pudieran menguar el sufrimiento. Todo se asemejaba a un sueño, donde nada es lo que parece y donde lo que se siente es más fuerte que toda razón, ya que por más que lo intentase, no podía dilucidar con claridad la situación.
Traté de focalizar mi mente en las imágenes a pesar del dolor, para poder comprenderlas bien. De repente me vi sentado en un tren con gente hacinada confiriendo miradas perdidas, dormidas aun. Aferrado a su medre, un niño temeroso mira desconfiado a un joven con perforaciones y tatuajes en su rostro. Intentando cruzar el pasillo con auriculares puestos y sumido en su mundo, otro joven se irrita. De repente sin siquiera imaginarlo un estruendo feroz nos sorprende y siento el impulso de una energía que me desprende del asiento y, ya… ya no veo nada. Pasa un lapso que no puedo estimar y mis parpados se abren con dificultad. Escucho gritos desgarradores a mí alrededor, el llanto de un niño llamando a su madre, posiblemente el que estaba a mi lado. Veo personas mutiladas, aplastadas con las partes destruidas del vagón que hacía sólo unos instantes nos trasportaba, quizá, con un destino común para la mayoría, el trabajo. Trato de levantarme y no siento las piernas que están debajo de un posible cadáver. Con mi mano derecha bañada en sangre intento alcanzar un barrote ladeado y sin poder lograrlo, el dolor y las heridas profundas en todo el cuerpo me vencen, y no ofrezco resistencia. Ceden allí, las imágenes, las que le suceden son las de estar caminando un corto trecho, con rumbo a esta parada. Desaparecido el dolor y volteando para ver a los demás, advierto ahora en la multitud figuras familiares, parecidas a las que viajaban conmigo. Algunos que estaban como extraños los unos a los otros, ahora se abrazan. La tortuosa visión nos había despertado y devuelto la identidad. Aun así, no sabíamos que estábamos haciendo allí y, el paisaje desolador no parecía ser la antesala a ningún paraíso. De pronto se escucha la sirena del tren, todos quedan mirando a la izquierda, expectantes de la máquina imponente que se abre paso en la neblina y rompe con un silencio sepulcral que hela el alma. Una especie de terremoto sacude el lugar y las paredes de la estación se agrietan de forma considerable. Algunos caen al suelo y otros se alejan de las vías por miedo a quedar atrapados en ellas. Desde lo más profundo de la oscuridad y la nada, se empezaron a oír voces de lamento y protesta. Algunas pedían por justicia y verdad, por castigo. Otras indudablemente se excusaban y acusaban. Se escuchaban sollozos de familias, también a una multitud repitiendo la palabra impunidad. Todo esto mientras una locomotora de antaño y despidiendo humo se nos acercaba provocando un temblor inquietante. Las voces continuaron unos minutos más y, todos podían oírlas. Pude reconocer a un par de ellas, y no fui el único. Cincuenta, dijo una, cincuenta y uno, corrigió otra. Dignidad! clamó alguien y, ya sólo quedó esa palabra haciendo eco en la oscuridad, mientras se sofocaba paulatinamente con el ruido de un tren que ya se estacionaba con dificultad. El temblor se detuvo por completo y lo que tanto habíamos estado esperando, estaba en frente de nuestras narices. Lo que parecía una fantasía, algo que se esfumaría al despertar, ya no lo era. Sin lugar a dudas no nos hallábamos en nuestro mundo, quizá estábamos en otro plano de conciencia, pero en fin, lo que estaba sucediendo, era evidentemente real.
-¡Suban! Dijo una voz grave y arenosa, desde el interior del tren.
Entre murmullos y gritos podía sentirse el miedo que se tenía de subir.
Veníamos de una tragedia y nadie quería sufrir el mismo destino otra vez. El problema yacía en que ya nadie creía en el destino ni en el futuro. Únicamente sabían que no querían seguir padeciendo. Cómo si el miedo traspasara todo estado de conciencia y pudiera también reinar más allá de la vida.
-¡Suban! Se volvió a sentir desde el interior.
Luego de unos minutos, un hombre robusto y vestido cual época del siglo diecinueve baja de la locomotora y mira a la multitud allí presente.
-Es el último tren, suban ahora o quédense varados aquí por la eternidad.
Todos se miraron y de apoco fueron acercándose y subiendo, mientras el maquinista los observaba como si los reconociera. Me sorprendió verlo seleccionar e impedir que suban algunas personas, mientras los contaba en vos alta.
-veintidós
-Usted no, aún no.
-Usted sí, suba. Y seguía, treinta y tres, treinta y cuatro…
De repente quedaron muchos afuera y entre ellos, yo, que aún estaba dubitativo.
-¡Falta uno! Gritó y añadió…es ahora, es el último tren o quédese varado por…
Repetí la frase al mismo tiempo que él, tapando su voz.
-…por la eternidad… Muy bien, ya subo.
Cuando pasé a su lado para subir me sonrío con una mueca de sarcasmo.
-Dónde vamos, le pregunté.
Me miró fijamente, volvió hacia los que quedaron debajo en el andén y exclamó;
¡Cincuenta y uno!

La locomotora retomó su marcha y, mientras las primeras gotas de la tempestad se estrellaban con vehemencia sobre los vidrios, (como si también quisieran ser parte del viaje) con las alas de lo etéreo desplegadas, se perdió su imponencia entre la arcana neblina del infinito.

viernes, 30 de marzo de 2012

Tiempos - Por Silvia Graciela Oliverio

TIEMPOS

PASADO

Al principio había supuesto que reclamaban derechos de autor, después, quedé convencida que solamente querían ser protagonistas. A Ellos, los descubrí hace mucho, cuando este pueblo, hoy apenas  centenario, era otro. Otro Zavalía: sin asfalto ni alumbrado público. No teníamos electricidad permanente en las casas, y nadie podía imaginar un celular cuando en toda la localidad había solamente tres teléfonos a manivela. Un pueblo que prometía prosperidad en el movimiento de sus  almacenes, fondas y boliches. A pesar que las cintas se cortaban, siempre en el mejor momento de la trama, el cine era maravilloso. Las revistas y las fantásticas películas  nos mostraban inventos que jamás habíamos visto en la realidad: televisión, lustradoras, licuadoras. En esos tiempos  todavía pasaba el lechero con su carro tirado por un caballo, y todo el cereal de la cosecha se hombreaba en  bolsas que se guardaban en los galpones del ferrocarril.
Para contarles con exactitud, en ese momento, yo tenía 8 años y estaba jugando con pompas de jabón. Muchos dirán que mi mala memoria es incapaz de recordar tanto detalle, pero esas personas, que emiten opiniones tan a la ligera, no saben que mi cerebro se comporta igual que el disco rígido de una computadora. Al  llenarse mi memoria con el recuerdo de  otras vivencias, la única forma de liberar espacio para guardar datos nuevos es escribiendo los cuentos, bajándolos a papel o dispositivos virtuales.  Ese es el único modo en que recuerde que mi alacena no tiene azúcar, o que debo pagar la cuenta del teléfono. A menudo se me transforma en una pesada carga, porque mi mente apenas tiene un poco de lugar vuelve a generar otro cuento que llena el espacio vacío; otra vez se me olvida de comprar el pan del día, y  a comer pan duro hasta terminar de escribir el nuevo cuento.
Vuelvo a ese corredor de alisado rojo, cuando yo era una niña sentada en la hamaca que hizo mi padre con un asiento de arado y las burbujas de jabón se desparramaban por el patio fragante de glicinas y maquillado de  púrpura por las magnolias en flor. Ese día, fue suficiente que mirara uno de los cuadros de paisajes pintados en  la pared, para que la inspiración me dictara el primer poema. Ese instante fue mágico, como era mágica toda la casa y como será para mí,  por siempre, mágico este pueblo.
En el silencio de las noches, escuché las pisadas que crujían en los pisos de madera dejando marcas de pies descalzos en el brillo resplandeciente. El brillo era mérito de mi madre a pura  cera de abejas y nafta blanca, las furtivas pisadas, en ese entonces me parecían anónimas. Otras noches,  daban vueltas de llaves en las cerraduras de las puertas, pero no lograban abrirlas, porque nos preocupábamos de ponerle a cada una su tranca. Si se encendía una vela, o una linterna, no se veía nada extraño. En esos tiempos ignoraba que sus sentimientos se acurrucan en los rincones y que también están en el día, pero con el trajinar diurno pasan desapercibidos.
Más adelante los encontré por todos lados, percibía su llegada como una brisa de estática en la piel. Tal vez sea por eso que este pueblo se lo pasa demoliendo casas y haciendo remodelaciones de los jardines, pero lamento informarles, que así no solucionarán nada.
Este relato va sin imágenes actuales, porque los lugares que más quiero ya no existen. No me equivoqué de tiempo verbal, aunque no existan, yo igual los quiero. El otro día miraba por Internet los pueblos de mis abuelos, y los centros históricos se mantienen igual que hace muchísimos años. Si pudiera viajar a Italia, podría rezar en la misma iglesia que se casaron mis tatarabuelos, podría mirar la ventana del piso de alto donde se asomaba mi bisabuela a esperar a su marido, podría pisar el mismo empedrado de la plaza donde mi abuela caminó llorando por última vez en su pueblo natal.  Es probable, que a cualquiera de ustedes le pasaría lo mismo si volviera sobre los pies de sus antepasados en Europa. Es que en el viejo mundo está prohibido cambiar las fachadas de los edificios de los antiguos barrios, se pueden hacer todas las comodidades que uno elija en el interior, pero la presentación del lugar debe quedar restaurada e idéntica como hace doscientos, trescientos años o más.

PRESENTE

Sin embargo, en este nuevo mundo no parece necesario mantener la historia viviente. Ni siquiera la pequeña historia de tan solo cien años. Sepultamos, escondemos, y de vez en cuando desenterramos algo, espiamos un poco, y volvemos a ocultar muy bien todo. Después se lo cuenta como se relatan los chismes,  cada cual a su manera, omitiendo verdades, agregándoles algunas mentiras. Pero no hay modo de engañar ni ocultar el pasado. Si prestas atención es probable que escuches los alaridos de los malones, los gemidos de las cautivas y los relinchos de los caballos en tropillas cuando aún no había alambrados que los detuvieran. Quizás no entiendas el idioma, entonces es probable que sean los inmigrantes buscando volver a su patria. Si presientes humedad, es el sudor de los carpidores de maíz. Pero no nos vayamos tan lejos, si volviera alguien que emigró de Zavalía hace unos cuarenta años, a primera vista  no reconocería los lugares de hoy. Es que cien años es muy poco para un pueblo, es como si fuera la primera infancia de una persona. Los niños tienen muchos cambios antes de formar su personalidad definitiva. Pero este abuso de hacer y deshacer dificulta aún más las cosas. No solamente para mí, que extraño no ver  los macetones lujuriosos de vegetación  de la galería de doña María, siempre cubiertos de flores y brotes nuevos. No solamente para mí, que añoro treparme a las estanterías del viejo Almacén  Inglés, para desarmar telarañas gigantes. No solamente para mí, que pagaría cualquier cosa por recortar de las paredes esas pinturas de paisajes que adornaban la galería de la casa que mis padres alquilaron en mi niñez. No solamente para mí, que sigo buscando semillas de esa planta de flores azules, como estrellitas, que brotaban hacia el cielo desde el jardín de doña Luisa. No es solamente para mí, que quiero volver a ver esas columnas de verde marmolado con beige que estaban en el altar de la Capilla. No solamente para mí, total, yo pude disfrutar de las hamacas altísimas del patio de la escuela rebosante de verde. No solamente para mí, total, yo pude admirar de la plaza grande cuando aún tenía flores. No solamente para mi, total, yo pude entender el tiempo sin tiempo, en esos años en que no nos dábamos cuenta que éramos felices.
Claro, las cosas no se dificultan solamente para mí, ni para ti que estas leyendo este relato, también para todos los inexplicables. Hacía tiempo que yo venía haciéndome la zonza, como muchos otros, intentado ingenuamente que se olvidaran un poco de sus reclamos. Intenté que el trabajo me ocupara todo el día, y juntar todo el sueño posible para llegar a la cama rendida de cansancio y dormir inmediatamente. Para no escucharlos, para no prestarles atención. Fue imposible. Fue tan insoportable ignorarlos que pude caer en la cornisa de locura. Ahora, que los entiendo, que los acepto,  en este domingo tormentoso y oscuro, donde la paz parece instalarse en la tarde primaveral de mi nuevo jardín, van pasando uno a uno,  los inexplicables, eso que algunos llaman inspiración, Ellos, todos esos fantasmas que me dictan los cuentos y poemas que escribo.

 FUTURO
Tendré mucho tiempo para pensar, para imaginar, para recordar. Alguien cuidará mi jardín. Alguien estará horas frente a mis ollas esperando el punto del dulce de los frutales que planté, mientras yo, implacable intentaré dar mi opinión.
No se si sentiré alivio o me exasperará, pero alguien se ocupará de mis papeles y de mis libros. Alguien considerará basura las mil reliquias que guardo en el armario del pasillo, y tal vez no pueda salvarlas, no sé que facultades pueda conservar para ese entonces.
Quizás la contemplación y el silencio me bendigan algún día. Es probable que en mis años de retiro pueda observar sin prisa todas las flores del mundo. En realidad no puedo saberlo exactamente, pero lo imagino tranquilo.
Alguien mirará mi reloj después de la medianoche y pensará que es tarde, cuando a mi, la misma hora, siempre me parecía temprano.
No lo sé, pero tal vez, pueda viajar mucho y conocer miles de paisajes nuevos.
De algo estoy segura, podré volar y recorrer las miradas con brillo. Te elegiré. Me sentirás. ¿Escribirás lo que te transmita cuando me transforme en un fantasma inexplicable para los demás?

martes, 27 de marzo de 2012

SE FUE - Por Etel Carpi

SE FUE
se fue envuelto en los susurros de los pájaros en las sombras
se fue mi ángel tierno llevándose el aroma de las flores
se fue cuando mis ojos se cansaron de mirar sin verlo
se fue mi ángel príncipe-caballero de un ensueño
se fue en silencio, sin un guiño que lo anuncie
se fue por los huecos oscuros, estrella fugaz
se fue y apenas pude guardar su aroma
se fue como sonrisa de rotos cristales
se fue, debo eliminarlo de mi mente
se fue para no existir en mi camino
se fue robándome todo, por robar
se fue con su torrente de palabras
se fue y ya no esperaré su abrigo
se fue para crear nuevos pesares
se fue y debo guardar silencio
se fue mi ángel casi diablo
se fue para no dañarme
se fue sin pedir nada
se fue, simplemente
se fue, lágrima
se fue lejos
se fue azul
se fue amor
se fue, mío
se fue
fue



Etel Carpi

viernes, 23 de marzo de 2012

ESCRIBE TÚ - Por Norma Menuet

Escribe  tú,  el  ultimo  poema
encontraras  la  frase  que  enternece,
no  te  preocupes  por  que  la  rima  llegue,
no  es  tan  importante  como  lo  parece.
solo  te  pido,  lo  hagas  a  conciencia,
por  favor,  escribe  tú 
mi  corazón  pidió  licencia

Escribe  tú,  el  ultimo  poema
ha  de  saber  solo  de  alegría,  de  belleza
traducirá  el  lenguaje  del  silencio
anulará,  los  miedos  y  miserias.

Escribe  tú  el  ultimo  poema,
y  avanza   sobre  el  trigal  de  mis  amores
háblame  del  campo,  de  la  negra  tierra  arada  y  sus  olores
del  sudor  en  la  frente  de  mi  padre,
Recréame la  sublime  inocencia  de  mi  madre

Escribe  tú,  el  ultimo  poema
compuesto  con  música  en  piano,
y  entrelaza  en  el  la   melodía  de
de  las  notas  creadas  por  tus  manos.
¿Lo  estás  viendo?,  todo  está  bien
no  te  apures,  escribe  en  calma,
hazlo  con  la  grandeza  de  quién  nada  espera  a  cambio
¡Entrega  tú  corazón  en  la  palabra!.
¿Quién  mejor  que  tu?
si  tanto  como  a  mí,  la  poesía  te  llama
has  de  percibir  que,  al  entregarte  mi  pluma,
también  te  estoy  entregando  mi  alma.
Ya  es  hora....debo  irme,  pero  antes,  casi  lo  olvidaba
ven,  acércate......y  permíteme  secar  tus  lágrimas
.

lunes, 19 de marzo de 2012

Encuentro 21 de abril de 2012

Próximo Encuentro de Escritores

La próxima reunión está programada para el Sábado 21 de abril de 2012 a las 19 horas, en la Biblioteca Mariano Moreno de la ciudad de Los Toldos. Estan todos invitados, compartiremos lecturas, y entre ellas, las creaciones que se redacten con la inclusión de las palabras elegidas en nuestro anterior encuentro:

Andén Temblor LLuvia Trecho Dignidad Alas Esperanza Peregrino
Energía
Fantasía Paredes

La Puerta - Por Silvia Graciela Oliverio

LA PUERTA   –          
Cuando las plantas de zapallos rasguñaron mis talones, descubrí que en libertad también existe el dolor.  Me apenó dejar las calabazas maduras dispersas en la que fue mi huerta por más de once años. Imposible llevarlas.
El resplandor de la luna se esfumaba con la levedad del alba. Todavía quedaban algunas nubes dando vueltas por  el cielo desteñido. En la lejanía se recostaba la furia de la tormenta en montículos grises que desprendían destellos azules.
Mientras abría los alambres de púa para que pasaran Leonel y Graciela eché la última mirada hacia mi casa. Suspiré con alivio cuando la vi como una silueta oscura recortada en el firmamento. Si no había encendido las luces, aún dormía, o no encontraba las velas.
Nuestros pasos sobre el camino real dejaban las marcas sobre la tierra mojada. Necesitábamos tiempo, él podría seguir fácilmente nuestras huellas.
Marchamos en silencio las ocho cuadras hasta la ruta, mientras la claridad paulatinamente surgía de la nada. El último invierno había sido largo y cruel. Mi corazón acelerado reparó unos instantes en los rostros asustados de mis hijos. No era la primera vez que lo intentábamos, en las anteriores no habíamos logrado la fuga. Les dije: -todo saldrá bien- No respondieron, tal vez porque dudaban de la certeza de mi frase.
Estábamos solos en el refugio de la ruta, quizás porque era demasiado temprano para un domingo. Revolví mi cartera buscando la hora en el celular. Faltaban diez minutos eternos para que pasara el colectivo. Lo bueno era que no tenía mensajes, ni llamadas perdidas. Seguí revisando mi bolso, en el bolsillito de adentro estaban las dos llaves y el dinero que había logrado juntar limpiando por horas en casas de familia. También tenía las partidas de nacimiento y los tres documentos de identidad, por fin los había recuperado. El había tomado la costumbre de ocultar cosas. Era otro de sus inútiles caprichos para retener el control de la casa. Como la llave única. Me había quitado la copia hacia tres años. Así yo debía rendir más cuentas: donde estaba, a que hora volvía... Siempre cambiaba el lugar del guardado de la llave, y tantos días al encontrar la casa cerrada yo daba vuelta las macetas, recorrían los huecos de los ladrillos, buscaba debajo de la pileta, en el nido de gallinas… A veces directamente se le olvidaba dejarla, y nos quedamos esperándolo en el precario lavadero, hiciera frio o calor. Y después soportar las quejas de la camisa sin planchar, la lentitud de la cena, la molestia de los deberes de los chicos sobre la mesa y cualquier excusa momentánea que desataba su ira.
El ómnibus llegó puntual y subimos apresuradamente. Retomó el andar mientras nos acomodábamos en los asientos del fondo. Había repasado uno a uno a los pasajeros  y no conocía a nadie más que a Doña Pancracia que viajaba con un ramo enorme de flores. Tuve la precaución de saludarla, elogiar la blancura de sus calas y consultarle a que hora abría el cementerio. Me pareció que era bueno dejar una pista falsa por si él la encontraba en la ciudad y le preguntaba por nosotros.
El barro de las zapatillas comenzó a secarse mientras los tres abrazados escuchábamos la radio elegida por el chofer. A puro tango se despegó el sol del horizonte.
La avenida de los jacarandás me arrancó una sonrisa, no porque me impactara la belleza iluminada de sus flores azules, sino porque estábamos llegando.
Nunca habíamos avanzado tanto. Recordé un regreso a casa tiritando de frío sobre la inerte helada de una madrugada de agosto y la vez anterior, que nos alcanzó con el auto y nos obligó a volver.
Nos bajamos en la anteúltima parada, no quise que nos vieran en la terminal. Mientras caminábamos, repasaba el relato que imaginaba tendría que contar.
Hacía rato que yo escondía algunos pesitos por mes mientras seguía aguantando. Mis intentos anteriores me habían servido de experiencia. Varias veces él había descubierto los bolsos con ropa, o algún indicio sospechoso. Yo había aprendido a no preparar nada, y a esperar con paciencia. Tarde o temprano volvería a suceder, era inevitable. Aunque tardío, lo que valdría sería el éxito.
Anoche me sentía mal y el insomnio flotaba con las cortinas de flores que había comprado con tanto esfuerzo. Una piedra de hielo golpeó el techo de chapas como un cascote furioso.  Después llegó la segunda, la tercera… Pude contarlas hasta que el granizo se transformó en tupido y parejo. Sin embargo, él no escuchó nada. Los rayos relampagueaban en todas las ventanas como lamparitas de navidad. La pedrada se calmó entre una lluvia pesada y copiosa que lamía los vidrios con desesperación.  Cuando se apagaron las pequeñas luces indicadoras del televisor y del equipo de audio me di cuenta que se había cortado la electricidad.
Esta es la noche pensé. Quizás mi última oportunidad. Me levanté de la cama con ansiedad y apreté la ropa entre mis brazos hasta la pieza de los chicos. Los desperté con la señal de silencio e indicaciones que nos vistiéramos rápido. La penumbra de la casa se iluminaba en cada refucilo. Entré en mi habitación, él seguía roncando en un sueño plácido e inexplicable. Con precaución despegué la llave del escondite. La había descubierto limpiando, hacia mucho tiempo, detrás de una pata de la cómoda. Tomé mi pequeño bolso, y nos apuramos a salir. Cerré con la llave de siempre, la que tenía la cinta roja, la única, según él. Y guardé las dos con sumo cuidado. Aún llovía mucho.
Nos refugiamos en el lavadero, siempre atentos al silencio y a las sombras de la casa. Cuando el chaparrón mermó, corrimos hacia el gallinero. Después al galponcito del fondo. Vigilábamos constantemente las ventanas, yo sabía que ante cualquier luminosidad, aun de linternas o de velas, deberíamos salir corriendo debajo de la lluvia. Si sonaba el celular también. Estaba intranquila. Todas las ventanas tienen rejas, pero él podía llamar por ayuda a un amigo o romper con su rabia alguna de las dos puertas. La de atrás era más difícil, la había clausurado soldándola al marco.  En mi huida, pensé en quitarle el celular, así no podría dar aviso a nadie, pero me arriesgué en dejarlo porque tal vez me brindaría una respuesta de su reacción. Otras veces al darse cuenta de nuestro abandono, había llamado con amenazas, o en medio de llantos de arrepentimiento...
Todo eso ahora me parece tan lejano, aunque apenas han pasado algunas horas. En la casa quedaron todos los muebles, la vajilla, los electrodomésticos, la ropa. Miro el pequeño papel con la dirección, lo comparo con el cartel de la calle, busco el número entre las casas. Me imagino la vergüenza que deberé pasar cuando descubran mis cicatrices de tantos años. Me duele todo. Suena el teléfono dentro de mi bolso. No lo atiendo. Sigo caminando. Llego a la dirección exacta. Leo el cartel: “Comisaría de la Mujer”. Parece increíble, en dos páginas se pudieron resumir once años de terror. Las firmé sin dudar. Nos espera una pequeña habitación prestada. Mañana a trabajar como siempre. Sonido de mensaje de texto. Los chicos van jugando por la vereda. Abro mi cartera, lo primero que encuentro son las dos llaves, las aprieto en mi puño hasta llegar a la esquina y las arrojo dentro de la boca del desagüe de la calle. Leo el mensaje en el celular y le respondo: -Tengo otras puertas abiertas…-
14 de marzo de 2012

domingo, 18 de marzo de 2012

Poetas - Por Etel Carpi

Poetas

Nosotros somos una especie postergada a la intemperie
En el clima de la vida.
Nosotros: los poetas.
Gnomos invisibles que deambulan por las grietas multicolores de las letras
en el más majestuoso decir de las palabras.
Un coro sutil de silencios rodea nuestro espacio.
Ese espacio dulce que puede estar en cualquier lado
Pero por sobretodo debe ser afectivo
Para envolver el aroma energizante de la soledad.
La mayor parte de nuestros días transcurre en la búsqueda de un mejor decir.
Recreando la verdad con la subjetividad quebradiza de ver cada cosa.
Tomarla.
Aprehenderla
Y desplegarla luego en los renglones desolados del papel.
Somos esa caricia fresca que lava la sangre de tus llagas.
Casi nada.
Casi todo.
Escribientes.
Seres perfectos
                       Imperfectos
                                        Poetas.



ETEL CARPI. otoño 2010
Poesía  premiada en Juninpais  2010
 y forma parte de la antología de ese año.
Foto Etel Carpi
 

POETA - Por Etel Carpi

DÍA DEL POETA ( 21 DE ABRIL)


POETA


Búsqueda incansable la del poeta.
Caminos entrecruzados
Caminos sin destino
Caminos en retrógrada.
Caminos al paraíso.
Caminos al abismo sin límite.


¿Qué es un poeta?
Una luz ignota
en medio de un agujero negro.
Un sol partido por un inmenso tornado.
Todo el silencio no cabe en su alma.


Sólo se escucha su voz
dibujada en la caligrafía íntima
de una página blanca.


Tiene alma de viajero
y busca  encuentra
se pierde   descansa...
y vuelve a buscar.
Se va desangrando en el intento
pero sigue sin decaer
porque sus sueños volátiles
van naciendo sin pausa
hasta alcanzar la realidad.


Búsqueda incansable la del poeta
para llegar a tu corazón
para despertar sentimientos de amor.
Su arma es la belleza
que te irá envolviendo poco a poco
te acaricia
te mima
hasta que la paz más dulce
se adueña de todo tu ser.


Entonces, con su voz, con su palabra
habrá cumplido su misión
de ángel en esta Tierra azul
perdida en el Universo sin fin.

Antología JuninPais2011

Tapa de la última antología de Juninpais 2011 donde están poesías premiadas de Etel Carpi y de otros autores.

martes, 13 de marzo de 2012

El loco cuerdo - Por Marcos Sarlinga



No los entiendo...

¿Por qué corren,

por qué gritan?

¿Por qué no están

aquí, conmigo?

Brilla el sol y nadie

se detiene a contemplar

la tarde...

Ni a esos pájaros,

ni a esos niños.

Oh Dios, si estuviera libre

te iría a buscar

al campo o al mar,

O en esas sonrisas

que no puedo aquí divisar.

¿ Qué es lo que ocurre

allá afuera que no deja

al hombre sus días valorar?

¿Por qué estoy amarrado

en este sombrío lugar

donde sólo se halla esta

ventana que al mirar

hacia afuera

me comienza a torturar.

¡Oh Dios!

¡¿Por qué me dicen loco

y ellos cuerdos se hacen llamar?!

y ¿por qué? Dios,

¿por qué me invade

esta horrible y penosa

sensación de sentirme

más seguro aquí adentro,

que allá afuera?

...con esa pobre humanidad...

PAPA - Por Etel Carpi

PAPA

Tu nombre...
Sabiduría.Tesoro.Recuerdos.
Coraje.Plenitud.Eterno.

Mi nombre...
Romance. Poesía.Luz.
Ansiedad.Música.Quietud.

Tu nombre...
Siempre vuelve.
Llamándome a deshojar silencios
Y recorro la sideral distancia
Que separa tu alma
De mi alma.

Mi nombre...
Caerá siempre
En el magnetismo de la tierra
A esperar el momento
Del contacto incorpóreo
Y celeste.

Tu ausencia...
Tristeza. Angustia. Dolor.
Desasosiego. Desamor.

Mi presencia...
Caminos. Estrellas. Paz.
Flores. Llanto
                     ¡PAPÁ!

MAMA - Por Etel Carpi

MAMA

Busco en lo oscuro de mi mundo
una señal


que me explique
                       ¿ por qué?


Estabas en la sangre
que sostenían los sueños
                        de la vida.


Estás en el misterio
                        de mis escombros
aceptando el puñal
                        de la muerte
que deseas poseer
más allá de las laderas de mi alma
en lucha amarga
por sostener tu voz
en el torrente de los ecos
antes de que el silencio
te entierre en el olvido
                               ¡MAMÁ!
                       ¡