TU MIRADA -Por Silvia Graciela Oliverio-
“Cuando uno está verdaderamente
triste le gusta ver las puestas de sol.”
Antoine de Saint-Exupéry - EL PRINCIPITO
En este instante me doy cuenta, que cuando vivía en la comodidad de la burbuja entendía poco y nada, y lo poco que entendía no sirve ahora de nada. Se me olvidaron tus ojos, o tal vez no los vi, porque a pesar que lo intento no logro recordar si eran negros, azules, verdes o del color de la canela. Y yo que te había esperado tanto, no pude retener el tiempo. La fugacidad de ese primer encuentro me cambió para siempre. Mi memoria se enfoca en tu mirada atravesando la pompa que explotó de inmediato, dejándome desprotegida en mi pequeño mundo de cosas inútiles y de ideas chatas. Mi mente insiste en rememorar ese brillo que contenía millones de chispas de todas las galaxias y el momento en que me sentí indefensa ante un infinito abanico de signos que jamás había visto dentro de mi burbuja. Aferré mis pies descalzos sobre lo conocido de la tierra y descubrí que el rocío sobre mis pies era un río de agua amarga que intentaba retenerme. Confundida comencé a caminar hacia el horizonte, dándome cuenta que jamás lo alcanzaría. Me conformé mirando más de un atardecer por día andando más rápido que el sol sin necesidad de arrastrar la silla en el planeta de El Principito.
Poco a poco me despojaré de todo. Y se que será difícil dejar eso que amo tanto, pero valdrá la pena flotar sobre la vía láctea y recuperar energías lamiendo la brillantez del río plateado de leche de la diosa Hera. Quiero ser etérea para volar sin miedos y sin cansancio. Pretendo ser invisible para todos los espejos y transparente para cuidar con ternura la ingenuidad de los que quedaron dentro de la burbuja… Ya no tengo lágrimas ni otros sueños, ni otras sonrisas que me consuelen, necesito merecer la levedad, y haré lo imposible por conseguirla, porque para encontrarte otra vez, es imprescindible ser cómplice de la luz.
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